Los combustibles procedentes de residuos ya suponen el 23,7% de la energía consumida por los hornos de las cementeras en nuestro país, según datos de la Agrupación de fabricantes de cemento de España (Oficemen), hasta el mes de septiembre. Una cifra alentadora, si tenemos en cuenta que en el año 2000 ni siquiera alcanzaba el 1%, pero aún muy alejada de otros países de nuestro entorno, como Alemania, Bélgica, Austria u Holanda, con porcentajes entre el 50 y el 80%.“No hay ninguna justificación para que esta práctica que está implantada desde hace más de 30 años en los países más verdes de la Unión Europea, y que está avalada por la comunidad científica, no acabe de despegar en España. Nuestra sociedad debe ser consciente que los residuos no reciclables son un valioso recurso energético que podemos y debemos aprovechar, al igual que hacen nuestros vecinos del centro y norte de Europa”, explica el director gerente de la Fundación Laboral del Cemento y el Medio Ambiente (CEMA), Dimas Vallina.
La Comisión Europea destaca entre las mejores prácticas de eficiencia el uso de residuos como combustible en las cementeras, pues reduce las emisiones de CO2, los costes energéticos y da una solución ambientalmente correcta a los residuos, con todas las garantías de seguridad y salud.
España, lejos de Europa en valorización
En España, casi un 60% de nuestros residuos municipales van a vertedero, mientras que en Alemania esta cifra es solo de 0,5%. Por otro lado, nuestro país se encuentra entre los que envían a vertedero una mayor cantidad de residuos municipales por habitante: 350 kg/ habitante al año, cifra sólo superada por países como Grecia (371kg/ habitante al año), Bulgaria (388kg/ habitante al año) o Irlanda (467 kg/habitante al año). Frente a estos datos, Alemania se sitúa a la cabeza de los países que menos residuos municipales envían a vertedero con 3 kilos por habitante al año, seguido de Suecia y Bélgica (ambos con 21kg por habitante/año).
Establecer limitaciones al vertido de residuos no reciclables con alto poder calorífico, como han implantado algunos países del centro y norte de Europa, ha hecho que Alemania, por ejemplo, haya reducido hasta un 24% las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de sus residuos urbanos. Es un hecho que todos los países que están en vías de lograr la desaparición de sus vertederos tienen dos cosas en común: haber aplicado tasas e impuestos disuasorios al vertido y tener sociedades altamente concienciadas con la problemática real de los residuos.
En este sentido, apunta Vallina, “Reino Unido es un buen ejemplo a seguir. Hace cinco años estaba en una situación similar a la de nuestro país, pero tras incrementar las tasas al vertido su porcentaje de residuos en vertedero ha disminuido drásticamente y el porcentaje de valorización energética en cementeras se sitúa en el 40%”.
Leonardo García
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